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14 de agosto de 2009

COAHUILA: Cronistas Chiapanecos en el desierto





¡Adió, allá juimos!

Marco A. Orozco Zuarth, Julio del 2009

Como chiapanecos era de esperarse que el paseo por el desierto del Valle de Cuatrociénegas fuese una experiencia novedosa; pero como cronistas, que se supone tenemos una capacidad de observación más desarrollada, el paseo sería por demás interesante. Después del Congreso Nacional de Cronistas efectuado en Saltillo y Parras de la Fuente, acudimos a la ciudad de Cuatrociénegas como invitados especiales del Presidente Municipal, Licenciado Gabriel Villarreal Jordán, teniendo como guía a nada menos que el cronista municipal Carlos Gutiérrez Recio.
De la selva al desierto, o semidesierto. Así como en la selva encontramos un mundo fascinante, en el desierto también. Ahí aprendimos que desierto no es sinónimo de nada. Por eso está mal utilizado el término, cuando nos referimos a que algún lugar estaba desierto, para decir que no había nadie. Pues no es así, en el desierto hay una biodiversidad impresionante que deberíamos conocer. En efecto, este valle cuenta con más especies endémicas que cualquier otro sitio de Norteamérica. Son alrededor de 70 de estas especies que han maravillado a los científicos que han llegado y llegan a estudiar la vida en este lugar que se extiende sobre una superficie de más de mil kilómetros cuadrados.

Dicen los que saben de ciencia que las pozas de Cuatrociénegas son especiales por mantener una cadena alimenticia análoga a la de hace 550 millones de años, porque sus microorganismos tienen afinidades con especies marinas que posiblemente sean descendientes directos de los antiguos mares someros de la zona. Además, se adaptan para vivir en condiciones extremas, como la carencia casi total de fósforo en sus aguas y la alta incidencia de radiación solar. Por eso la NASA considera a Cuatrociénegas uno de los pocos ecosistemas modelo que permiten entender la evolución de la Tierra primitiva y diseñar estudios en torno a la posibilidad de vida en otros planetas, como Marte.

Así es como dicen que recientemente, la NASA informó que la reserva biológica de Cuatro Ciénegas podría tener enlaces fuertes para descubrir vida en Marte, desde que la adaptabilidad de las bioformas en la región son únicas en el mundo.

O sea que los cronistas chiapanecos andábamos en una superficie similar a la de marte. ¡Nadita no! Con razón Catarino Trujillo, cronista de Ocosingo y Parra Lau de Tuxtla Chico, de repente empezaron a cantar “Los marcianos llegaron ya”.

Bueno, sigamos con el relato. Sobre este valle se localizan miles de nacimientos geotérmicos que forman pozas, ciénegas, lagunas y ríos. Lástima que sólo pudimos visitar la famosa Poza Azul. Teníamos poco tiempo, pero algún día regresaremos disponiendo de unos tres días para más o menos poder recorrer la zona. Como chiapanecos no nos impresionó la cantidad de agua, sino que ésta estuviera en el desierto; además de lo cristalinas, sus hermosos colores y los peces que alegres se pasean por las pozas; así como la Tortuga de Bisagra que parece esconderse de los visitantes camuflageándose como una piedra. No sé cómo le hizo el doctor Pavía pero en una hora tomó como 300 fotografías de todo lo que se encontró por su camino; así que como buen científico tiene el mejor registro fotográfico de la zona.

Una parte muy especial son las dunas de yeso, cuya superficie blanca es precisamente de puro yeso conocidas como Los Arenales, su administración está a cargo de la Asociación Civil Desarrollo Sustentable del Valle (DESUVALLE), cuyos integrantes han hecho de esto una fuente de trabajo desarrollando la actividad turística, artesanal pero cuidando los ecosistemas. Luego de la explicación de un excelente guía perteneciente a la asociación civil, caminamos por este lugar teniendo una sensación nunca antes sentida, nuestros pies recordaron las arenas de Puerto Arista. El guía nos dijo que estaba prohibido sacar la arena-yeso del lugar y ésta no se pegaba ni a los zapatos. Los niños estaban fascinados, corrían por la arena y se subían a cuanta loma de yeso encontraban.

Toda esta belleza que existe en el desierto está amenazada por la explotación no sustentable del agua, especies invasoras no-nativas, desarrollo industrial, incremento del turismo y crecimiento de la población humana. Muchas de las especies se encuentran en peligro de extinción, no obstante que desde 1994 gran parte del valle fue declarado como Área Protegida Natural de Flora y Fauna por el gobierno federal. Lo que si pudimos observar es que los coahuilenses aman este valle y lo protegen, pues es un orgullo para ellos y es una de las trece maravillas naturales de México.

Después de este hermoso paseo, regresamos a la ciudad para conocer sus principales lugares y para disfrutar de la comida que nos ofrecería el Presidente Municipal. Pero eso será asunto para la crónica del próximo lunes. Ay lo compran el Noticias y me leen otro uno.

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Villaflores......Tan rial

Villaflores......Tan rial
Mejor que nunca.........